Continúa riendo...
¿Cómo?, que aún estás triste?, no te has reido lo suficiente?, anda anda anda, aqui tienes chistes tipo "tan tan tan", disfrútalos!!!!
Había una vez un chiste tan, pero tan malo que le pegaba a los chistes más pequeños.
Había una vez una señora que tenía un ataque de risa, y un ataque de risa, y un ataque de risa. Un día la señora se murió e inmediatamente fue traslada para hacerle la autopsia, ¡y no dieron con el chiste!
Había un campo tan verde, tan verde verde, que las ovejas menores de dieciocho años no podían entrar.
Había una vez un hombre tan feo, tan feo, que fue a un concurso de feos y lo perdió por feo.
Había una vez, un tipo tan feo, pero tan feo, pero tan feo, pero tan feo, que con su cara hacia llorar hasta una cebolla.
Había una familia tan pobre, que cuando pasaba el carro de la basura le decían que dejara dos bolsas.
Había una mujer tan, pero tan flaca que cuando sacaba la lengua se iba de boca.
Había una vez un señor tan gordo, que cada vez que daba una vuelta era su cumpleaños.
Había una vez una señora tan arrugada, pero tan arrugada que cuando lloraba, las lagrimas les bajaban en jeep.
Había una vez una ollita que no quería ser olla, y las otras ollas le insistieron y la presionaron tanto para que lo fuera, hasta que se volvió una olla a presión.
Había una vez una persona tan pobre, tan pobre, tan pobre que no tenia ni hambre.
Había una vez un carro tan, pero tan viejo, que el conductor sacaba la mano para virar, y le daban una limosna.
Había una vez una mujer tan fea, tan fea, tan fea, que un día se encontró con una tribu de indios y estos le dieron un caballo para que se escapase.
Había una vez una vaca que se comió un vidrio, y la leche le salió cortada.
Había un hombre tan, tan, pero tan, que se creía campana.
Había una señora tan flaca, tan flaca, que el brassier decidió suicidarse, porque según dijo estaba cansado de llevar una vida tan vacía.
Había una vez un obstinado que se quería tirar de un edificio de 40 pisos, pues consiguió uno de 20 pisos y se tiró dos veces.
Había una vez un tipo tan negativo, pero tan negativo que un día se desmayó y en lugar de volver en si volvió en NO.
Había una vez un tipo tan, pero tan feo, que cuando nació su mamá no sabía qué escoger; si la placenta o a él.
Había una vez un señor, tan, pero tan tan tonto, que ponía el diario en el freezer para leer noticias frescas.
Había una vez un tipo que tenía tan mala suerte, que montó un circo y le crecieron los enanos.
Había una vez una señora tan gorda, tan gorda, pero tan gorda, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otro cuarto.
Había una vez un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía la misa los domingos por la televisión, la apagaba cuando llegaba la parte de las ofrendas.
Había una vez un hombre tan viejo, pero tan viejo que vio el arcoiris en blanco y negro.
Había una vez un señor tan flojo, tan flojo, que soñó que estaba trabajando y amaneció cansado.
Había una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que en vez de viajar en metro, viajaba en centímetro.
Había una vez un ratero, tan, pero tan tonto que cuando robaba una tienda, se llevaba los maniquíes para no dejar testigos.
Había una vez un hombre, tan feo, tan feo, que lo contrataron para quitar el hipo.
Había una vez un hombre tan pequeño que se subió encima de una canica y dijo: ¡El mundo es mío!
Había una vez un chico tan tonto, pero tan tonto, que un día se quedó encerrado en un supermercado y se murió de hambre.
Había una mujer tan, tan gorda, que para darle el abrazo de año nuevo tenían que empezar desde septiembre.
Había una vez una ciudad tan seca, pero tan seca, que las vacas daban leche en polvo.
Había una vez un perro tan inteligente, tan inteligente, que cuando le gritaban: !Ataque!, el perro se tiraba al piso y le daban convulsiones.
Había una vez un hombre tan, pero tan optimista, que cuando le dio un infarto dijo que era una corazonada.
Había una vez una pareja bailando en una fiesta, cuando de repente a la mujer se le escapa un peito. Muerta de vergüenza le dice al caballero: ¡Perdóneme gentil hombre, pero que esto quede entre nosotros! -Pero el hombre agitando las manos dijo: -¡NO, QUE CIRCULE, QUE CIRCULE!
Había una mujer tan gorda, pero tan gorda, que cuando se pesaba, la balanza decía: Continuará...
Había un hombre tan feo, pero tan feo, que cuando picaba cebolla hacía llorar a la cebolla.
Había una mujer tan gorda, pero tan gorda, que cuando se caía de la cama, se caía de los dos lados.
Había una vez una mujer tan gorda, pero tan gorda, que cuando se ponía tacones sacaba petróleo.
Había una vez un hombre tan flaco, pero tan flaco, que limpiaba mangueras por dentro.
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